Simulando un humano

martes, agosto 22, 2006

Lagos

Todo comenzó en un viaje a Barbastro. Yo era muy pequeño, tanto que todavía pensaba que tener barraca de feria podía ser un buen trabajo.
Era de noche y yo iba con la frente pegada a la ventanilla del coche, recuerdo que en ese momento pensé: "¿cómo puedo expresar una sensación si no conozco la palabra que la describe".
Las palabras son como las personas, si no las conoces no las echas de menos, no las puedes usar, no las puedes disfrutar.
Cuando las palabras no se usan acaban cerca de un lago junto al mar. Allí están todas esperando, las que alguna vez estuvieron y ya no están y las que no conocerás. Lo malo es que no puedes ir hasta el lago a rescatarlas porque está protegido por las cestas de navidad de los años anteriores. Esas cestas que ya nadie quiere porque no tienen turrones ni jamón ni botellas de vino. Sólo son un montón de mimbre sin sentido.

Tened cuidado con todo lo que vaís dejando atrás porque tarde o temprano tendréis que abriros paso por esos recuerdos para seguir avanzando.

RyC