Porque es verdad
El día de su vigésimo sexto cumpleaños R celebró una gran fiesta. Casi al final sus amigos le entregaron los regalos que le habían comprado: una maquinilla de afeitar y un bote de aceite lubricante. “La maquinilla la usaré para quitarme los pelos del corazón y el lubricante para darle lustre a mi caparazón de hojalata”, dijo R un poco nervioso.
Unos días después R le pidió a todo el mundo que empezaran a llamarlo S.
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